Entrevista a Nieves Martín Azofra, traductora literaria
En estos artículos entrevistaré a los mejores
traductores/intérpretes del mundo. Pues qué mejor para alguien nuevo en este
mundillo, como yo, que aprender de los mejores. Muchísimas gracias a los que
han dedicado un ratito de su tiempo para informarnos y entretenernos con sus
historias y experiencias.
Aquí entrevistaré a la traductora de mi serie de libros favorita: Harry Potter. Nieves Martín Azofra estudió Filología
Inglesa e Hispánica en las vetustas aulas de la universidad de Salamanca. En
sus años universitarios, gracias a una serie de traducciones de las que dejan
huella, descubrió el fascinante mundo de la traducción. La ilusión de poder
dedicarse en algún momento de su vida a la traducción literaria la llevó a
formarse en este campo en la UNED y en la University
of Westminster (Londres). Siempre ha compaginado su profesión ─catedrática
de inglés en un instituto─ con la traducción. Dos actividades que, en su
opinión, maridan bien. Se siente muy afortunada de haber participado en la
traducción de Harry Potter, un libro
que ha logrado emocionar y aficionar a la lectura a millones de niños y jóvenes.
1. ¿Cómo empezaste en el mundo de la traducción y cómo se llega a traducir un best seller como Harry Potter?
Mi interés por el mundo de la traducción nace en mi
época de estudiante de Filología Inglesa. Para asegurarme una mejor comprensión
de los textos literarios que tenía que conocer y analizar, me acostumbré a
leerlos cotejando la obra original con las traducciones (buenas y no tan
buenas) que tenía a mi alcance. Esta práctica, que aún conservo, me acercó de
manera intuitiva a los retos con los que se enfrenta el traductor; me llevó a
reflexionar sobre aspectos propios de la traducción, en los que me formaría más
tarde y, algo muy importante, me enseñó a valorar y admirar la difícil tarea de
la traducción literaria. También me gustaba examinar las soluciones que cada
traductor daba a las dificultades léxicas, sintácticas, culturales, etc., de la
obra. Más tarde, cuando estaba en quinto de carrera, tuve ocasión de traducir
algunos artículos de divulgación científica. La experiencia me entusiasmó y
acrecentó aún más mi afición por este trabajo. Tras hacer estudios de
traducción por la UNED, le propuse a Adolfo Muñoz, quien acababa de publicar
una novela con EMECÉ (la actual Salamandra),
la idea de pedirles alguna obra para traducir. Después de enviarles el
currículum y de hacer una prueba de traducción, llegó el primer trabajo. Me
preguntas cómo se llega a traducir un bestseller
como Harry Potter. Lo cierto es que
nunca pensé que tenía uno entre manos. De hecho, cuando nos ofrecieron traducir
el segundo volumen de la saga, todavía no había salido al mercado la traducción
del primer tomo. Nadie, por aquel entonces, había oído hablar de Harry Potter. En fin, que el boom literario y comercial de las
aventuras de este personaje nos pilló de sorpresa a todos, incluso a los
editores. Y que nos ofrecieran su traducción fue, sencillamente, un golpe de
suerte.
2. ¿Cómo suele ser tu proceso de traducción? Con Harry Potter, por ejemplo, ¿cuánto tiempo tuviste? ¿Pudiste leerte primero La piedra filosofal?
Antes de ponerme a traducir, me gusta leer algunas
páginas de mis escritores preferidos. Bucear en la excelencia de su expresión
verbal y de su estilo me resulta muy estimulante. Como siempre he compaginado
la traducción con la docencia, necesito planificar el trabajo muy bien para
asegurarme la puntualidad en la entrega. Me resulta útil saber qué número de
páginas voy a traducir al día y con qué tiempo puedo contar para la revisión
final del texto. Luego, en el día a día, la realidad me demuestra que los
cálculos no me sirven de mucho, ya que no siempre “se navega viento en popa”.
Procuro, no obstante, ir haciendo los ajustes necesarios para no romper
demasiado el ritmo de trabajo previsto. En el proceso de traducción, no me
gusta tener la sensación de que estoy traduciendo a ciegas; por este motivo,
necesito conocer la historia de principio a fin. Pienso que voy a tomar
decisiones más acertadas si conozco todo sobre la historia, los personajes y el
entorno en el que se mueven. Además, la lectura previa del texto me ayuda a
familiarizarme con el estilo del autor y a entrar en sintonía con el mundo que
ha creado. A la hora de traducir no me impongo ninguna estrategia a priori. Sí
tengo en cuenta, por supuesto, el tipo de libro y de lector. Finalmente, me
gusta leer y releer el texto para detectar posibles errores y para comprobar
que la lectura discurre sin tropiezos y suena bien. Soy insegura y siempre
pienso que el resultado final se puede mejorar. Con la traducción de Harry Potter no tuvimos problemas para
cumplir con los plazos de entrega, que nunca fueron asfixiantes. Contamos,
además, con tiempo suficiente para repasar la traducción, hacer rectificaciones
y entregar a la editorial un texto muy cuidado. Y con respecto a tu tercera
pregunta, efectivamente la editorial nos pasó la traducción de Harry Potter y la piedra filosofal. Su lectura era necesaria para no caer en
incoherencias o introducir cambios que hubieran creado confusión en los
lectores.
3. J. K. Rowling es una escritora que lo tenía todo superplaneado, hasta el más mínimo detalle. ¿Te dio algún tipo de notas o información adicional? ¿Hubo algún tipo de indicaciones por su parte? O, quizás, ¿pudiste contactar con la anterior traductora, Alicia Dellepiane?
Sé que hay escritores, especialmente entre los que
conocen la lengua de sus traductores, que siguen muy de cerca el trabajo que
estos hacen y les ayudan en momentos de especial dificultad. Yo personalmente
desconozco la experiencia de trabajar en una traducción contando con el apoyo
del creador de la historia. Con J.K. Rowling ─no sé si por motivos de agenda o
porque no le pareció conveniente el contacto con sus traductores─, no tuvimos
ninguna comunicación. Supongo que por temor a posibles filtraciones, nunca nos
desveló información alguna sobre el devenir de la historia o de los personajes
en las entregas posteriores para que, en caso necesario, hiciéramos las
adaptaciones oportunas. Tampoco nos dio ninguna pauta para nuestro trabajo.
Afortunadamente, los problemas que tuvimos que afrontar no resultaron ser
irresolubles. Con mucho trabajo, con la ayuda de las herramientas básicas del
traductor y, a veces, la de amigos, fuimos solucionando las dudas que iban
surgiendo, con lo cual nunca tuvimos necesidad de plantearles ninguna pregunta
ni a la autora ni a su agente literario de entonces, Christopher Little. Con Alicia Dellepiane nunca tuve ningún contacto.
Lo único que conocía de ella era que nos había precedido en la traducción de Harry Potter y que, por tanto, algunas
de las decisiones que había tomado en su traducción iban, irremediablemente, a
condicionar la nuestra. El caso más llamativo fue el de las palabras inventadas
por la autora. Mientras que Alicia Dellepiane optó por dejar tal cual muchas de
ellas, nosotros nos sentíamos más
atraídos por la idea de reinventarlas, entre otros motivos, para no perder
matices, referencias, emotividad… Y de hecho, así lo hicimos con los términos
(no todos) que aparecían por primera vez.
4. ¿Podrías hablarnos de las estrategias que usaste con las traducciones de, por ejemplo, el anagrama de Tom Sorvolo Ryddle (en inglés, Tom Marvolo Riddle), el autobús noctámbulo (Knight Bus) o al acertijo de la esfinge en el laberinto del Torneo de los tres magos (El cáliz de fuego)?

5. Imagino que habrás visto las películas, ¿qué se siente al oír tus palabras en la gran pantalla? ¿Recuerdas alguna frase o término en particular que te hiciera especial ilusión oír?

6. ¿Cuál era el personaje con el que disfrutabas más traduciendo? Y de los tres libros que tradujiste, ¿cuál es el que más te gusta?
Me resulta difícil elegir un solo personaje. Por
motivos diversos, he llegado a empatizar con muchos, tanto principales como
secundarios. Me he emocionado con la vulnerabilidad del protagonista. Las ocurrencias de Ron y las bromas de
sus hermanos gemelos me han divertido siempre. De Hermione he admirado, además de su lucha por un mundo más justo y de
su amor por los libros, su capacidad para buscar soluciones y sus dotes de
liderazgo (en muchas situaciones es la verdadera heroína, la que lleva la
voz cantante). Me sorprende, asimismo, la ternura y cariño hacia sus amigos
cuando atraviesan momentos difíciles. También he disfrutado con los profesores
de Defensa contra las Artes Oscuras. Dan mucho juego porque tienen un carácter
muy diferente; ninguno es realmente lo que parece, pero coinciden en crear gran
expectación e intriga con su llegada a Hogwarts cada nuevo año escolar. Todos
los personajes de Rowling son singulares, cercanos y creíbles. Con este
material, el trabajo de traducción siempre resultaba divertido. También
entrañaba mucha responsabilidad porque sin el ingrediente de unos personajes
convincentes, la saga no hubiera tenido ningún éxito. Los objetivos eran lograr
que nuestros lectores vivieran las peripecias de los personajes con la misma
intensidad que los lectores del texto original y no romper la conexión
emocional entre el personaje y el lector. Aunque el esfuerzo fue grande, la
satisfacción, también. En cuanto a tu segunda pregunta, creo que me quedo con Harry
Potter y el prisionero de Azkaban.
Me gusta la historia porque nos revela muchas cosas importantes sobre el pasado
del protagonista, y porque no faltan las sorpresas y los giros inesperados. Los
seres fantásticos y los artilugios mágicos que aparecen tienen mucho gancho y,
además, resulta muy gratificante cerrar el libro y dejar al protagonista un
poco menos huérfano tras el encuentro con su padrino, Sirius Black. Quizá sea también mi favorito porque en el momento de
su traducción estaba mucho más familiarizada con el mundo literario de su
autora. Y, aunque las dificultades que encontré no fueron menores, me sentí más
y mejor equipada para afrontarlas.
7. No sé si te consideras una Potterhead, pero, si fueras a Hogwarts, ¿en qué casa crees que estarías?
Creo que encajaría bien en Hufflepuff.
8. ¿En qué estás trabajando ahora mismo? ¿Hay algo que nos puedas contar?
Ahora mismo no estoy trabajando en ninguna traducción.
Estoy a la espera de un posible trabajo, pero de momento es solo un proyecto.
9. Y, para terminar, ¿podrías contarnos alguna anécdota curiosa o divertida?
No sé si es una anécdota divertida, pero a mí me hizo
gracia. Hace unos días, en un centro comercial, oí que un adolescente le decía
a su amigo: "¡Va, tío, no seas muggle!".
Oír la palabra muggle me produjo una
sensación extraña y familiar al mismo tiempo y, por un momento, me pareció que estaba en el callejón Diagon
rodeada de alumnos de Hogwarts. Me sorprendió la naturalidad con la que el
joven había utilizado esta expresión, que sonaba tan castiza y, a la vez, tan
foránea. Sin duda, las palabras tienen efectos mágicos y Harry Potter, también.
Muchísimas gracias, Nieves. Se nota que sientes verdadera pasión por tus traducciones y eso se agradece (sobre todo una Potterhead como yo).
Y a todos ustedes, espero que les haya gustado esta entrevista. Si tienen cualquier pregunta o comentario, pueden dejarlos aquí debajo, o escribirme a través de cualquiera de mis redes sociales.
Y a todos ustedes, espero que les haya gustado esta entrevista. Si tienen cualquier pregunta o comentario, pueden dejarlos aquí debajo, o escribirme a través de cualquiera de mis redes sociales.
Keep calm and translate!
No sé si es debido a esta traductora, pero los errores en los subjuntivos en los libros de Harry Potter (he leído del primero al cuarto, de momento opino sobre esos) son más que notables; está plagado de indicativos que deberían ser subjuntivos. No soy traductor, de hecho soy de ciencias, pero de vez en cuando un subjuntivo llamativamente incorrecto me sacaba de la historia de Harry Potter. El primer libro está escrito por una persona con un apellido extranjero, quizás sea ése el motivo del problema con los subjuntivos, pero no entiendo qué ha pasado en el resto de libros. No es una crítica, el resto del libro está muy bien, pero me gustaría saber qué se esconde tras el misterio de los subjuntivos perdidos.
ResponderEliminaryo solo recuerdo de esta señora muy mala leche, un acento horrible en inglés y unas clases teóricas interminables... ya puede ser buena traductora ya porque como docente...
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