Entrevista a Floren Mateo, intérprete de lengua de signos
¡Feliz día internacional de la traducción!
En los siguientes artículos iré subiendo las entrevistas que hice a los ponentes de las Jornadas Canarias de Traducción e Interpretación (TRADICAN) para la Asociación Española Universitaria de Traductores e Intérpretes en Formación (AETI).
En esta, entrevisté a Floren Mateo, intérprete de lengua de signos, conocido por toda la Comunidad Sorda de Canarias. Cuenta con más de 15 años de experiencia y es un apasionado de las letras y de la interpretación. Ha trabajado en Televisión Canaria y nos dio una charla muy interesante en el Tradican 2018. Aquí pueden leer la reseña.
En los siguientes artículos iré subiendo las entrevistas que hice a los ponentes de las Jornadas Canarias de Traducción e Interpretación (TRADICAN) para la Asociación Española Universitaria de Traductores e Intérpretes en Formación (AETI).
En esta, entrevisté a Floren Mateo, intérprete de lengua de signos, conocido por toda la Comunidad Sorda de Canarias. Cuenta con más de 15 años de experiencia y es un apasionado de las letras y de la interpretación. Ha trabajado en Televisión Canaria y nos dio una charla muy interesante en el Tradican 2018. Aquí pueden leer la reseña.
1. ¿Cómo llegó a ser
intérprete de la LSE?
Durante mis estudios de bachillerato siempre elegí itinerarios de ciencias,
porque me resultaban sencillas y lógicas; y porque, la verdad, era torpe en
lengua y literatura. Hasta que una excelente profesora de lengua española
descubrió en mí a un lingüista, cambié mi opción de estudios pasando de
ciencias puras a letras mixtas. A la hora de elegir mis estudios
universitarios, mi decisión de cursar Filología fue muy consciente y meditada.
Por otro lado, mientras en el ámbito anglosajón, particularmente en Estados
Unidos y Reino Unido, ya se hacía un tratamiento de las lenguas de signos como
tales, como lenguas, y se daban pasos en su estudio científico; en España se
seguían considerando un producto de la discapacidad. No es hasta finales de los
80, principios de los 90 cuando algunos investigadores y científicos de España,
haciéndose eco de lo que estaba ocurriendo en otros países, ponen su punto de
mira sobre la lengua de signos. Ya en mis últimos años de carrera, algunos
osados profesores nombraban y aludían científicamente a las lenguas de signos.
Ahí nació mi curiosidad, y la ilusa percepción que una lengua no oralizada no
delataría acento no nativo alguno. Participé en algunos cursos de iniciación y
mis ganas de aprender fueron a más; sin embargo, como estudiante sin ingresos
fijos no podía costear los cursos privados más completos. La solución apareció
cuando encontré el Ciclo Formativo de Grado Superior en Interpretación de
Lengua de Signos Española, SSI y G-I PSC. Si había un lugar para alcanzar las
mejores competencias en esta lengua, sin duda, era ése; aunque no pretendiese
ser intérprete. Yo descubrí la lengua de signos, la interpretación me descubrió
a mí.
2. ¿Cree que la
situación aquí es favorable? ¿Hay suficientes intérpretes de lengua
de signos en Canarias?
Con una formación profesional de 2 años de duración y dos centros donde se impartía,
en Canarias titularon entre 2006 y 2016 una media de 20 a 25 intérpretes
anualmente, más los que estaban dispuestos a venir de fuera. Por lo que llegó
un momento en que el número de intérpretes titulados fue suficiente para cubrir
las necesidades del mercado y de las personas sordas.
No obstante, el mercado no ha respondido para asimilarlos a todos. Cuando hablamos
de necesidad nos referimos al derecho legislativamente reconocido por numerosas
normas de accesibilidad y de uso de la lengua de signos española y catalana a
aquellos ciudadanos que, teniendo o no una pérdida auditiva, tienen como
primera lengua o lengua de referencia la lengua de signos, española y catalana.
En España legislamos mucho y cumplimos poco, y la lengua de signos sigue
considerándose en muchos casos como la última medida de adaptación a una
discapacidad, no como una cuestión de accesibilidad, y mucho menos como un
derecho lingüístico.
No obstante, muchas de las personas que llegaban a formarse como
intérpretes de lengua de signos lo hacían como complemento a otra formación de
corte social o educativa. Sumado a que no encontraron un espacio donde
desarrollarse profesionalmente como intérprete (o el que se les ofreció fue
precario), orientaron su carrera laboral por otros derroteros. Ahora, el lapsus
de egresados en la transición de formación profesional a grado va a ser un buen
momento para tomar de nuevo el pulso al mercado.
3. ¿Cómo ve el mercado
laboral para los intérpretes de lengua de signos? ¿Qué les pediría a los
organismos públicos?
En cuanto a las condiciones laborales de los intérpretes, su
comercialización y externalización en convocatorias generalistas de servicios y
programas dirigidos a la discapacidad no aseguran ni condiciones óptimas de
trabajo ni servicios de calidad. No hay un interés político real en asumir un
servicio que debería ser gestionado directamente por la administración pública
competente. En este sentido, sufrimos un mercado que ofrece condiciones
precarias, como a muchas otras profesiones les ocurre.
Por otro lado, el trabajo en organizaciones no gubernamentales, resulta muy
enriquecedor; pero depender de financiación y subvenciones públicas vinculadas
a convocatorias de programas y proyectos no asegura una estabilidad de los profesionales
y unas condiciones óptimas, ni para intérpretes ni para diseñar servicios basados
en parámetros cualitativos. Del mismo modo, la contratación y gestión de servicios
por parte de entidades de personas sordas ha sido motivo de discrepancias en
muchas ocasiones, que tus usuarios y clientes sean tus empleadores y jefes
supone consecuentemente un conflicto de intereses.
Por último, no podría dejar de insistir en que preguntasen a la comunidad
de personas sordas, en su amplitud y heterogeneidad, qué necesitan. Es cierto
que cada vez más las personas sordas han ganado un espacio propio y
protagonista en esferas de la vida pública, pero todavía hay espacios en los
que siguen vetados. Seguimos escuchando que contratar un intérprete para UNA
persona sorda que desea asistir a un acto es demasiado costoso, y es un
doloroso y nefasto argumento cuando se trata de un derecho. Nadie cuestiona
diseñar un edificio o adaptarlo para eliminar barreras arquitectónicas, sin
pensar cuantas personas potenciales se beneficiarán de esa medida. Al final, en
muchas ocasiones tenemos la pescadilla que se muerde la cola: no se provee de
servicio de interpretación porque no hay público sordo, y no hay público sordo
porque no hay interpretación en lengua de signos. El fin último, hacia donde debemos
trabajar, es garantizar la accesibilidad, y que la persona pueda decidir libremente
su movilidad y participación.
4. ¿En qué situaciones
suele interpretar? ¿Y suele tener un intérprete de apoyo?
La interpretación de la lengua de signos nació como interpretación social (consultas
médicas, juzgados, gestiones administrativas, etc.); de ahí se amplió a otros ámbitos:
conferencias y educación, y servicios audiovisuales. Los contextos en que puede
ser necesario un intérprete son muchos y variados, potencialmente cualquier intercambio
comunicativo entre una persona sorda signante y una persona oyente desconocerá
de la lengua de signos española. Como también la traducción de textos o productos
audiovisuales.
Contar con un equipo, turnos y posibilidad de apoyo depende principalmente
de la duración, pero también del tipo de servicio, características del público
asistente, tipo de interpretación necesaria, de la posibilidad de preparación
cualitativa y la dificultad del contenido. En servicios que van más allá de un
acto de comunicación interpersonal, con público masivo, y con una duración de
más de una hora es habitual trabajar dos o tres compañeros y compañeras.
5. Imagino que hay
ciertos recursos estilísticos, como las metáforas, que son más difíciles de
interpretar, ¿cómo suele lidiar con ellos?
Sí, todas aquellas estructuras lingüísticas, como las metáforas, que
recogen una visión histórica, social y cultural, además de afectiva, suponen
una dificultad añadida en la traslación lingüística. Dependiendo de las
características de las personas usuarias y del tipo de interpretación que sea
necesaria en cada momento es posible optar por una interpretación bajo un
enfoque comunicativo, prescindiendo de la forma para ir al contenido; o una
interpretación más fiel.
Fuera del ámbito educativo, una fórmula habitual suele ser dar la
referencia en español (todas las personas sordas en mayor o menor grado son
bilingües y biculturales), para a continuación hacer una aproximación
estilística en lengua de signos, con el recurso que más se aproxime al original
o que mejor supla en función del objetivo del orador; y, por último, referir su
significado pragmático. Todo esto, decisiones y ejecución, bajo la presión
temporal que la interpretación simultánea impone. Hay una reflexión que me
encanta al respecto “Apología a la improvisación”, pero me la reservo como
respuesta a otra pregunta.
6. ¿Le parece que es más
fácil interpretar de lengua oral a lengua de signos o al revés?
No, me parece que es más fácil interpretar a mi lengua materna, el español.
Contrariamente a lo que suelen decir nuestros colegas de lenguas orales, es
cierto que
entre los intérpretes de lengua de signos existe la falsa percepción
generalizada, particularmente entre los más nóveles, que es más sencillo del
español a la lengua de signos. Por mi experiencia como intérprete y como
formador de intérpretes creo que se trata de una ilusión basada en el
desarrollo de las competencias lingüísticas en cada lengua y la ejecución de la
interpretación.
7. Como la lengua de
signos no está tan unificada entre las distintas zonas regionales, ¿le ha
ocurrido alguna vez que el signo que ha utilizado no coincidía con el que
conocían en ese lugar?
Tampoco lo está el español u otras lenguas, pero igualmente se trata de diferencias
exclusivamente léxicas. De todos modos, si, es algo que ocurre cada día, pero
no lo percibo como algo negativo. Al contrario, me encanta conocer los
diferentes geolectos, identificarlos y usarlos. La lengua pone a disposición de
sus hablantes mecanismos para salvar esas diferencias regionales, y los
profesionales debemos conocerlas y, en caso que no sea así, tener a manos otro
tipo de estrategias.
En cualquier caso, es cierto que es necesario un trabajo de normalización
que está llevando a cabo el Centro de Normalización Lingüística de LSE – CNLSE
–, pero no podemos olvidar que una lengua es una estructura orgánica cuasi perfecta
que se regula por sí misma en el uso que los hablantes hacemos. En nuestra
sociedad y sociedades de nuestro entorno, la lengua ha sido institucionalizada
como una respuesta más a la estructura de organización social con la que nos
hemos dotado históricamente, y erróneamente percibimos que este es el medio
natural de una lengua. Sin embargo, la mayoría de las lenguas del mundo son
ágrafas y carecen de instituciones que se encarguen de su estudio, descripción,
normalización, etc. Si una lengua cumple con el propósito con el que nace,
permitir la comunicación entre una comunidad de miembros, vincularlos
identitariamente (junto a factores sociales, culturales e históricos), y ser vehículo
de transmisión histórica y cultural, vive y pervive. Por esos las lenguas de signos
han sobrevivido a pesar de haber sido ninguneadas, vapuleadas, prohibidas y relegadas
al ostracismo durante siglos.
8. ¿Qué es lo que más le
gusta de su trabajo? ¿Y lo que más problemas suele darle?
Me encanta la adrenalina que supone la interpretación, y me vas a permitir
que responda citando a un compañero:
Un intérprete de lengua de señas, es un traductor con poco tiempo y mucha capacidad
de improvisación. Un intérprete es un traductor urgente, un traidor en
potencia; alienado, silente, culposo... una extensión del Sordo. Un intérprete es
aquel que 'sabe que, aunque nunca se dice lo mismo, se puede decir casi lo mismo'[1].
Una especie de lanza cuchillos de circo que al mismo tiempo es el modelo
amarrado al tablero giratorio; un malabarista de las palabras (algunas parcialmente
en estado de combustión).
La interpretación en lengua de señas debería mencionarse como fenómeno de la
teoría de la relatividad; es un dispositivo que constantemente amenaza el espacio-tiempo
a nivel microneurológico... debería ser un postulado del principio de la
incertidumbre. La interpretación es Jazz, específicamente del Bebop. Es la hipertextualidad
por excelencia.... es un devenir, un constante devenir. La interpretación
pretende ser una función de la forma f (x) = y, donde f es el intérprete, x la
lengua fuente y y la lengua destino. Lo que sucede es que no siempre
encontramos un elemento de x que corresponda con uno de y ... -es más- a veces
tenemos serias dudas con respecto a lo que realmente quiere decir "corresponder".
Ser intérprete es arriesgado, quienes lo hacen por diversión sienten que es
un deporte extremo. Ser intérprete es dedicarle muchas horas a la lectura, a muchos
temas y discusiones que no deberían ser de tu incumbencia, pero que te competen.
Es saber de todo un poquito, ser un pequeño intelectual... con funciones
técnicas.
Ser intérprete es creer que cuando lo tienes todo bajo control; resulta que
nada es como lo pensaste, que todo es impredecible. Ser intérprete es poseer y
ser poseído por el poder de la comunicación, es sorprenderse a cada segundo; sentir
la adrenalina del peligro. La interpretación es un proceso de indeterminación
constante, la mayor de las abducciones, es en esencia un estado de
improvisación... una apología a la improvisación.
[1] Tomo prestada la frase de Umberto de Eco, Decir casi lo mismo (2008)
Ed. Lumen pág. 14
Alex G. Barreto, Mg. “Una apología a la improvisación” [En línea en http://alexelinterprete.blogspot.com.es/2008/08/una-apologa-la-improvisacin.html 08/03/2018]
Si no has sentido esto, no has sentido la interpretación. Para mí imposible
describirlo mejor, gracias Alex.
Además, la interpretación con una lengua viso gestual tiene un factor de creatividad
increíble gracias a posibilidades y estructuras lingüísticas inconcebibles en las
lenguas orales, posibles principalmente por la explotación sistematizada del
espacio.
En cuanto a la segunda parte de la pregunta, cuando hablamos de
interpretación, no concibo problemas si no retos.
9. Y, por último,
¿podría contarnos alguna anécdota divertida o curiosa?
Todo intérprete tiene su amplio anecdotario, les comparto una del mío.
Interpretar una celebración religiosa católica e ir de negro se presta a
confusión. En una ocasión, cuando llegó la hora de comulgar una señora mayor se
situó frente a mí esperando la hostia y detrás de ella empezaba a formarse ya
cola. Yo no entendí muy bien la situación hasta que vi que mi compañera de
apoyo estaba literalmente botada de risa en el suelo. Dirigí a la señora y al
resto de personas hacia la cola acertada y continúe interpretando.
Muchas gracias, Floren, por hacernos ver en qué consiste el trabajo de un intérprete de lengua de signos y por transmitirnos la pasión que siente por su trabajo.
Keep calm and translate!
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